Estos datos nos llevan a pensar
que el hecho de morir a causa de la violencia patriarcal a día de hoy en España
llega a ser algo común y evidentemente reincidente. Si miramos las estadísticas
nos encontramos con unas cifras aún más conmovedoras, ya que el número de
denuncias por violencia de género ha aumentado un 0,5%
Maltrato económico: La definición contextual es que la persona maltratadora es que quiere controlar los recursos económicos de la víctima y para ello controla sus ingresos, le impide trabajar y solicita que le justifique los gastos, no se les permite el acceso a los recursos económicos ...
Nos damos cuenta normalizamos situaciones sociales maltratadoras
para la mujer como puede ser el hecho del acceso al mercado laboral (donde se
adquiere el dinero para manejarse día a día). Sabemos que se han conseguido
mejoras legales a través de la mucha feminista, pero todavía queda mucho por
conseguir.
Un ejemplo de ello es la baja de maternidad/paternidad, ya que
aunque se ha conseguido que se otorgaren días de descanso también al hombre por
descendencia y no cargar a la madre con toda la vida familiar todavía no se ha
conseguido igualar los derechos ya que el padre tendría que cotizar un periodo
mínimo de 180 días de los siete años inmediatamente anteriores a la fecha del
inicio del permiso o alternativamente, dejando sin posibilidad de acogerse a
ella gran parte de los padres (estadísticamente la mayoría de padres no tienen
esa base cotizada) dejando nuevamente a la mujer con la mayoría de carga
familiar y con obstáculos en su camino para la independencia económica.
Otro ejemplo claro es la doble brecha
salarial que hay entre el hombre y la mujer, ya que el sueldo de la mujer
española es un 17% más bajo que el de los hombres y si tienen hijos ganan de
media un 5% menos que las que no lo tienen. Como nos asegura Joaquín Nieto
(director de la oficina de la OIT para España) en el periódico digital de
elmundo.es “la maternidad está socialmente penalizada” y ha explicado que en
las diferencias salariales influye el número de hijos, si son niñas o niños o
si existe cónyuge y éste trabaja (ejemplificando el echo de tener que dar explicaciones de sus gastos).
A esto hay que sumar que desde que comenzó “la
crisis” la brecha salarial ya ha subido un 3% y como anexo podemos subrayar que
España es, entre los países desarrollados, donde más han crecido las
desigualdades (según informe de la OIT sobre la brecha salarial de género)
situándose en la más alta de los últimos cinco años.
Maltrato estructural: el maltratador ejerce una desigualdad a la
víctima basándose en que según él se siente superior para decidir los asuntos
importantes, dejando a un lado la voz de la mujer. Podemos ejemplificarlo como la
decisión del aborto, que actualmente se sigue cuestionando y penalizando en los
casos en la que la “ley” no lo vea oportuno el hecho que de la mujer no tenga que ser madre.
Maltrato espiritual: Se refiere a la eliminación o ridiculización de las creencias o ideales de la víctima obligándole a aceptar las suyas propias.
Aunque en España venga reflejado que se rige en un estado laico seguimos influenciadas e influenciados por la creencia católica, la cual nos ridiculiza y nos sigue imponiendo en cuestión la creencia de que la mujer es igual al hombre con sus mismos derechos sociales e íntimos.
Maltrato sexual: Desde la asociación “Violetas de izquierdas”
queremos denunciar no solo el maltrato sexual que directamente que se ejerce hacia
la mujer con los abusos sexuales (sin datos en el instituto de la mujer), sino
también queremos reseñar la violencia simbólica que hace diariamente la
publicidad y la sociedad hacia nosotras, llegando a utilizar diariamente la imagen de la mujer como mero objeto
para la compra y venta de artículos y sus posteriores consecuencias sociales.
Maltrato social: Tiene lugar cuando se aísla a la víctima reduciendo sus relaciones sociales, contratándolas o ridiculizándola delante de éstas. Actualmente la mujer sigue limitada socialmente su movilidad si van solas por riesgo de violación o agresión, llegando incluso a culpar a las mujeres si esto sucediera.
Ejemplos claros son los
comentarios de “…eso le pasa porque iba sola, si fuera con un pareja no pasaba…”
o el de “… una mujer sola no debe ir por la noche porque va buscando guerra…”.
También podemos simbolizarlo con la ropa, ya que se sigue desprestigiando
socialmente a la mujer que viste “con poca ropa” acusándole de que va provocando
y no dando libertad a que se vista como ella quiere sin imposición social.